08 julio, 2007

Más que un carné de biblioteca...


Hacia la última semana del mes de junio mientras me encontraba desarrollando mis labores cotidianas en la Sala de Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú; pude apreciar que gran número de estudiantes de la Universidad Nacional Federico Villareal (UNFV), cachimbos por cierto, visitaban la sala para cumplir con sus deberes académicos.
Dentro de ese grupo de estudiantes se encontraba una jovencita en particular, la cual parecía no prestar atención cuando le explicaba sobre el funcionamiento del servicio e indicaba algunos detalles más sobre él. Percibía que su mirada se perdía mientras le decía que debía colocar sus datos personales en el Registro de Usuarios. Fue entonces que ella me dijo que no podía hacerlo por su propia voluntad, pues presentaba un problema de visión que le impedía desempeñarse con total normalidad; y que su compañera la ayudaría a registrarse y a solicitar las publiaciones que requería para su trabajo.

Minutos después de lo acontecido con dicha usuaria a quien llamaré simplemente Maribel, sentí un nudo muy intenso en la garganta que me llevaría fácilmente a dejar escapar una que otra lágrima.
El hecho me impactó no lo niego, pues hasta ese momento no podía concebir el por qué de algunas cosas, por qué a una joven de apróximandamente 18 años de edad tan llena de vitalidad y energía le fue arrebatado el sentido de la visión; sencillamente me costaba obtener una respuesta convincente. Luego de terminar de atenderla pude hallar las respuestas a mis interrogantes y comprender que hay pruebas en la vida más fuertes que otras, que nos fortalecen y nos hacen crecer como personas. Que la vida es una lucha constante y que cada uno de nosotros tenemos una misión que cumplir.

El conocer a Maribel hizo que reflexioanara una vez más sobre la grandeza y el espíritu emprendedor que debemos demostrar los seres humanos para vencer las adversidades.
Hizo sin saberlo, que me aferre más a vivir con intensidad y armonía, que luche por alcanzar mis metas; pero sobre todo dejó algo muy claro en mí y es el hecho de no olvidar nunca que debemos tener una mano extendida para con nuestro prójimo.
Para mí fue más que una experienicia profesional, lo tomé de manera personal al igual que mi compañero de labores; ambos nos sentimos tan identificados con ella que salió a relucir de manera intensa y apasionada ese "don de servicio" que caracteriza a los bibliotecólogos para con los usuarios.

Gracias Maribel por permitirme conocerte, gracias por tu carisma y simpatía. No dudo que concluirás satisfactoriamente tu carrera y que serás una excelente comunicadora social.
Te convertiste en una persona especial, una usuaria que va más allá de un carné de biblioteca.

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